miércoles, 25 de noviembre de 2015

Naricita, narizota

Cuando una transita la adolescencia… se va dando cuenta de sus virtudes y defectos (por llamarlo de alguna manera) gracias al cariño expresado con humor de nuestros compañeritos de secundaria.
Orejona, gorda, enana, narigona, escuálida, condorito, ojona, patona… (y podría seguir enumerando todo el día. Qué crueles que somos en la adolescencia!)

La mayoría de los piropos están orientados a la apariencia física, que se pueden ir modificando con el tiempo en forma natural o con ayuda del bisturí.

Una de las cirugías más comunes es modificar la apariencia de la nariz.

Dicen que si nacemos con una gran nariz, nunca debemos operarla, porque en ésta se refleja nuestra personalidad. Y enseguida sale a la luz para iluminar nuestras vidas vistas detrás de una inmensa nariz, el ejemplo que ha sido por años “La Señora Nariz”: Barbra Streisand.

Una hermosa mujer que supo triunfar a pesar de tener una nariz prominente. Será que no lo hubiese hecho con una nariz pequeña? O será que es más fácil la vida con una nariz linda?

Muchas personas repiten como si fueran pitonisas: “El tener una nariz grande está asociado a personas valientes con personalidades fuertes y definidas”. Y si! Tienen razón! Hay que tener valentía para llevar semejante nariz, y un carácter fuerte para soportar las cargadas y saber contestar a las burlas.

Si bien desde hace miles de años la tendencia siempre favoreció a las narices pequeñas, hay muchas mujeres hermosas que deciden no pasar por el bisturí porque se sienten muy bien con su apariencia.

Alguien dijo sobre Cleopatra, que si su nariz hubiera sido más pequeña, habría conquistado el mundo.

Para las que deciden operarse, el dolor es lo que menos importa. Y les digo con conocimiento de causa, que no se trata de realizarse una rinoplastia para triunfar, o agradar o encajar en la sociedad, o ser cobardes. Se trata de sentirse cómoda.

No creo realmente que sea tan psicológico o rebuscado el querer mejorarse la nariz.



Nada más cómodo que ponerse un jean que no nos apriete. Nada más cómo que tener una nariz que nos guste. 

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