miércoles, 22 de junio de 2016

Secretitos de Chicas

Las chicas somos un poco traviesas y nos guardamos algunas cosas que hacemos y que los hombres no tienen ni la menor idea.
Lloramos frente al espejo. Y Si! ¿Vernos llorar? ¡Por supuesto! Siempre hay que estar preparadas. No queremos vernos feas al momento de llorar, y por lo menos practicamos 20 minutos nuestro llanto para encontrar nuestro mejor rostro.
Siempre admiramos la belleza de otras mujeres, sin embargo, si es más bonita que nosotras, la queremos borrar del mapa. Somos celosas… y pretendemos ser las más bonitas del reino cual Madrastra de Blancanieves.
Nos hacemos las dietéticas cuando salimos a cenar pero cuando nos agarra la angustia no podemos parar de comer cualquier porquería que se nos cruce. Arruinamos la dieta con la excusa de que el lunes comenzamos. Al fin y al cabo las dietas se hicieron para romperse.
Ni hablar de no depilarnos si estamos solas. Y si… si no va a haber acción, para que hacerlo?
Nos enojamos con nuestra pareja, y cual divas esperamos ansiosas que vuelva a buscarnos. Pero que no se vaya a tardar más de 20 minutos porque morimos de angustia.
Bailamos como Fergie (La diosa de Black Eyed Peas) frente al espejo y nos creemos tan sexy como ella.
Planificamos con mucho tiempo el vestirnos y ponernos lindas para una cita, y por más que hayamos dedicado dos horas, van a faltar 10 minutos y seguiremos con la toalla en la cabeza.
Nos acomodamos la bombacha o el corpiño para que quede todo en su lugar, pensando que nadie nos está viendo, y es tan obvio que medio mundo se dio cuenta de lo que estábamos haciendo.
Aunque no nos quede el jean talle 24, hacemos todo lo posible por entrar en él, incluso gimnasia para aflojarlos y lograr el objetivo.
La maldición del esmalte! Ya es tarde pero queremos salir con las uñas impecables y obvio que nunca se llegan a secar y siempre se nos corren o lo que es peor manchamos alguna que otra prenda. Por esto es que podemos ir 15 veces al baño mientras estamos en medio de una cita, para dejarlas impecables.
Y por ultimo, llegar a casa después de un día intenso y calzarnos el piyama mas andrajoso cual linyeras. Que placer!!!!
Pero Shhhh no digan nada.. que quede  entre nosotras.




martes, 21 de junio de 2016

Me duele la Uña!

Las mujeres somos un poco ñañosas… un poco nomas. Nada comparado con el sexo opuesto al enfermarse (que ya me da idea sobre qué escribir en otra oportunidad) .
Pero las mujeres tenemos dolores o molestias que sólo son nuestros y nada más que nuestros, y muy femeninos por cierto.
El primer puesto es para… el dolor de ovarios! Por Dios!!! Whyyyyyyy!!! Sabemos que existen mil remedios para aliviarlo, y que soportar el dolor no nos hace más mujeres. Pero igual! Es un momento en el que queremos estar echadas en la cama sin que nadie se atreva siquiera a mirarnos.
El dolor del corazón y del alma. Y el Martín Fierro es para… Nos encanta victimizarnos y ser parte de una novela mexicana donde llorar y sentirse el último orejón del tarro, es nuestra especialidad. Jajaja No se crean esa! Es toda una farsa.
El dolor de espalda. Ya sé que hay miles de teorías o pensamientos sobre las cargas que una lleva, las miles de responsabilidades y mambos de vidas pasadas. Pero para nosotras, es la mejor excusa de buscar a alguien que nos haga masajitos…. y un poco de mimos.
En verano, la mala circulación y el dolor de pies puede anularnos cualquier plan. Realmente, por más que nos pongamos un zapato número 40, es inútil. Lo mejor es quedarse en una bañera (o una simple palangana) con agua tibia y sal durante mínimo una hora (El tiempo cura las heridas, y el dolor de pies jajajaj), para luego pasar a unas pantuflas lo más anchas posibles y de ahí a la cama.
El dolor de la bendita garganta. Mucha gente dice que el dolor de garganta o el quedarse sin voz pueden atribuirse a no poder decir algo que nos molesta. Puede que sea verdad… pero yo creo que mi dolor de garganta es por hablar demasiado y gritar como loca. Cualquiera que no tenga hijos diría que la madre que grita es una loca y por ende mala madre. Pero muchas veces entre los hijos, mascotas desobedientes y un mal día, nuestra voz puede escucharse desde una cuadra a la redonda. Después claro! Nos duele la garganta y verdaderamente no fue por callarnos algo.
Y el famoso y más conocido “Dolor de cabeza”. Chicas! Jajaja. Está bien de vez en cuando no tener ganas! No metamos excusas de dolores de cabeza. Si no hay ganas no hay ganas! No hagan preocupar a los demás por algo que no es.

Un hombre para cada momento...

Hace unos días charlaba con unas amigas de que una desea un tipo de casa según la etapa de la vida en la que se encuentra: Grande para recibir visitas, con muchas habitaciones (una para casa hijo), pequeña porque ya casaron los hijos, con patio grande, sin pileta para que no sea una cosa más para limpiar...
Y con los hombres es muy parecido: No importa la edad que tengamos, siempre nos va a gustar acompañada. Pero según la etapa de nuestras vidas que estemos viviendo, vamos a querer estar acompañadas de forma diferente. Lo que no quiere decir que cambiemos continuamente de pareja. Aunque puede ser una posibilidad, hay parejas que disfrutan de su relación desde hace muchos años y se pueden reinventar para volver a elegirse.
Durante la adolescencia, en la secundaria; tener un novio es sacarse la lotería. Comienzan las primeras salidas (o por lo menos así era en mi época): ir al cine, a merendar a alguna confitería, y para los jujeños ir a la famosa “Calesita”; generaban una excitación difícil de explicar y ni hablar si existía la posibilidad de estar solos.
Cuando llegas a la facultad, necesitamos emoción. No somos nenitas, pero tampoco grandes mujeres. Es una etapa de experimentación, pero también en la que esperamos conocer al elegido. Al hombre para toda la vida, que cuando creemos haberlo encontrado después tantas peleas en estado de ebriedad y saliendo de un boliche, decidís que no es el indicado.
Ya cerca de los 24, y después de varios años de conocer un poco más a las personas, te das cuenta luego de una fiesta de cumpleaños (a la que no fuiste invitada podría ser) conoces a una persona, a la que no le dabas ni dos mangos (como el dijera el marido de una amiga de una amiga) y después de unos meses te das cuenta que no querés pasar un día de tu vida sin él.
O te puede pasar también que justo estás en una etapa de desarrollo profesional y esta muy ocupada como para dedicarle tiempo a una relación. Pero lo que sí es cierto, es que ya sabes lo que queres. No tenés ganas de andar con vueltas, y queres las cosas como son. Sin nada de verso.
Si no hay compatibilidad por uno u otro motivo, y no se pueden superar, se pone fin a la relación y a otra cosa mariposa.
Llegamos a los 30! Por fin adultas. Ya las citas no son en boliches, sino en degustaciones de vino, de quesos… y hasta de pan casero.
Las salidas van cambiando y van adquiriendo un sabor diferente. La cocina comienza a tornarse en un ámbito importante. Para las casadas con hijos, es el lugar en el que menos queremos estar, y para las que están en el chichoneo, es el lugar perfecto para abrir una botella de malbec y dejar la comida a medio hacer.
Cuanto más pasa el tiempo sentimos que sabemos más del amor, y posiblemente sea así. De lo que si estamos seguras, es que no queremos hombres enrollados, ni que demanden demasiada atención. Queremos ser las protagonistas de nuestra propia historia de amor.

miércoles, 15 de junio de 2016

Nuestros amados vienen con una mujer incluida: La Suegra

El tema de las suegras siempre ha sido bastante complicadito. Quien no ha tenido o tiene alguna que nos saque de quicio. También existen como una rareza de la humanidad, esas nueras afortunadas que tienen una suegrita más buena que Lassie (el famoso perro) atado y con bozal.
La mayoría son entrometidas, quieren solucionar los problemas, pero terminan convirtiéndose en uno ellos. Imagínense que una suegra muy amorosa les diga que dejen de alquilar porque ellas les da su casa. Hasta ahí algo muy muy bueno. Lo que nadie se iba a imaginar es que la vivienda venia con ella incluida.
También hay de esas brujas, que quieren invitar a toda costa a tu casamiento a la ex de tu novio, como un último recurso para que se arrepienta del compromiso.
Las que se consideran parte de una raza perfecta y  te sermonean o critican absolutamente todo. Desde cómo ser una buena esposa, hasta la manera de criar a tus hijos.
Hay algunas más liberadas que otras. Esas que cuando querés hace r salida en pareja un sábado por la noche, no podes contarlas porque tienen  más vida social que una.
Y las inoportunas? Que siempre necesitan de su hijo, en los momentos menos pensados. Si… en “ESOS” momentos...
Las que compiten por quién ser la mejor cocinera y se preocupan por hacer comidas cada vez más ricas. Lo que convierten a sus hijos en catadores gorditos muy satisfechos.
Esas que creen que sus hijos merecen algo mejor, que nunca van a estar a la altura de ellos. Seguramente no vieron la oferta del mercado. A no jugar con fuego, no vaya ser que se queden sin siquiera con eso tan básico con lo que están.
La suegra que siempre busca llamar la atención. Porque se siente mal, o porque con comentarios “inocentes” quiere hacer sentir culpable a todo el mundo.
Y por supuesto, nobleza obliga, están también están las respetuosas, o las que te quieren como a una hija. Un placer!!! Son personas que apoyan tus decisiones, amables y generosas.
Todas tienen un  poco de todas y algunas son más exageradas que otras.
Siempre y cuando no sea un problema para la pareja, a reírse y rogar no ser madre de varones para convertirnos en una de ellas.

A tener paciencia, y si no pueden con ellas,  múdense lo más lejos posible. 

jueves, 9 de junio de 2016

Excursión al baño de mujeres


Algo que da mucha curiosidad a los hombres, es por qué vamos acompañadas las mujeres al baño.
El baño es como un lugar sagrado en el que la mayoría reflexionamos, leemos, y hasta chateamos!
Se tejen muchas conjeturas, imaginan historias… y es como un misterio alrededor de “ESE” momento.
¿Qué es lo que tanto hablamos las mujeres en el baño?, Y ¿por qué cuando entramos juntas a ese lugar tardamos tanto tiempo?
La respuesta es mucho más simple de los que creen. Y hoy vamos a desmitificar tanta incógnita!
Primero: La mayoría de las veces que vamos al baño tenemos que hacer una cola impresionante. (Ni que Ricky Martin estuviera firmando autógrafos…)
Al menos de a dos se pasa más rápido la espera. Y de que hablamos en ese momento? De la nada misma: hombres…ropa… clima… pero sin profundizar en nada específicamente. Repito: la nada misma.
Por fin es nuestro turno! Una vez que entramos, la puerta del baño tiene rota la cerradura (las puertas de los baños públicos nunca cierran). Necesitamos a nuestra amiga para que nos la mantenga cerrada mientras estamos adentro.
Luego, el gancho para dejar la cartera tampoco está en condiciones. Quien creen que nos sostendrá nuestro bolso? Y ni hablar de tratar de no sentarse en el inodoro y ejercitar sentadillas. Un horror!
Finalmente y como si fuera poco no hay papel higiénico. Si no estuviéramos acompañadas, a quien le pediríamos ayuda en ese momento crucial?
Luego de tal aventura y para terminar, necesitamos lavarnos las manos. Ni nos ilusionamos con encontrar jabón líquido, pero seguro nuestra compañera cuenta con alcohol en gel. Algo es algo…
Y como para rememorar este momento, nos sacamos una Selfie. No les pasa que en el espejo de los baños nos vemos más lindas y las luz nos favorece?
Entonces, más allá de poder reírnos de semejante situación (que es más común de lo que piensan), es una cuestión de solidaridad.
Y después de todo escuchar a nuestro novio, marido o compañía temporaria preguntar: ¿Porqué demoraron tanto!!?Mirarnos de manera cómplice y decir al mismo tiempo: Uffff. Si supieran… ¡!!