miércoles, 28 de octubre de 2015

Selfies: Nuestra vanidad a flor de piel

Pensamos que tomarse selfies es cosa de adolescentes. Pero no! Admitámoslo… Nos encanta sacarnos fotos, y amamos los filtros que nos sacan las manchas del rostro y nos hacen ver bellas. (Sería un pecado tener semejante herramienta tecnológica y no hacer uso de ella)

Vivimos en un mundo con demasiada información y mucha de ésta atraviesa las redes sociales. Estamos a un solo un click de estar en vidriera: Mostramos lo bien que la estamos pasando, donde y con quien. Obvio nadie quiere sacarse fotos si la está pasando mal o morís de aburrimiento. (O si… pero con la cara impecable y haciendo que la tristeza o el aburrimiento nos siente muy bien).

Coincidirán conmigo en que solo publicamos lo que queremos que vean los demás. Y estamos atentos tanto a los comentarios como a los “like” que obtenemos.
La egolatría es una reacción inevitable en las plataformas sociales y no es cuestión de edades. Aunque si se puede considerar una moda.
Mostrar la “belleza interior” es muy valioso. Pero seamos sinceras;  estar bellas por fuera no tiene precio.

Esto de ser interesantes y ser exóticas no nos lo cree nadie. Salimos divinas en una foto y la exprimimos usándola como fondo de pantalla de la computadora, del celular, y perfil de WhatsApp.

Y esto no tiene que ver con los ideales de belleza o las presiones de la sociedad, tiene que ver con la vanidad. Que en las mujeres comienza cuando somos pequeñas y evidentemente sigue con el paso del tiempo.
Nos tomamos cerca  de 30 fotos para elegir la que más nos gusta. Nos divertimos haciendo poses y caras que no haríamos frente a otras personas.

Como dijera Al Pacino en el film “El Abogado del Diablo”: Vanidad,  mi pecado favorito.

Tenemos más de 30 y nos sumamos  a la tendencia de la selfies!  Pero ojo!  A estar atentas!! Que solo sea un juego y no se convierta en una loca obsesión.

martes, 27 de octubre de 2015

Se viene el calorcito! (Es una forma de decir, el calor va y viene!)

Qué tiempo loco no? Dijeran nuestras abuelas… Un día hacen 35 grados y al siguiente 10. Y más allá de las enfermedades que los cambios climáticos traen, lo que nos preocupa de las variaciones térmicas a partir de cierta edad, es el guardarropa. No por lo que pueda contener, sino por lo que nos pueda “contener”.

Venimos del invierno con unos kilitos de más… (Que son totalmente justificables y no están en discusión). Y de repente!!!! 35 grados.  Cómo hacer que se vea bien un una remerita y un jean de color claro???!!! Ni mencionar color blanco…. (NO WAY!)

Y ahí es cuando empezamos a tomar conciencia y reflexionamos:
*Porque no fui al gimnasio durante todo el año?
*Porque tengo que empezar una dieta en octubre a las apuradas?
*Porque tengo que dejar de comerrrrrr?
*Porque no me alimenté bien durante todo el año?
*Porque me gusta tanto comer???!!!

Y de repente… baja la temperatura: 10 grados. Agradecemos al Cielo, a los santos y a la naturaleza!!! Tenemos una pequeña oportunidad y un poquito de tiempo para ponernos en forma: inscribirnos en un gimnasio… ir a la nutricionista…. caminar…
Pero NO! Nuestro cuerpo es tal para cual con nuestra mente. Con la excusa de que “esta ideal para una chocolatada calentita con medialunas”, le entramos a lo que venga. Y después nos quejamos!  



Llevar una vida sana y equilibrada es lo que mejor para tener una calidad de vida óptima. Pero mientras tomamos conciencia, nos calzamos las zapatillas, el jogging … y comienzan a verse los resultados, hagamos honor a la ropa harapienta (o hippie chic o boho chic) y vamos con el blanco holgado y fresco.  A decir verdad… ya no estamos para soportar ropa apretada e incómoda. Tenemos más de 30, muchas otras cosas lindas por las cuales preocuparnos y tenemos la suerte que la moda está de nuestro lado.

Qué nos ponemos después de los 30?

Cuantas veces la rutina no hace olvidar vernos al espejo y definir un look acorde a nuestra edad? 
Nos cuesta dejar aquellas prendas con las que nos sentimos seguras durante mucho tiempo.

El tema es que no podemos seguir usando las mismas prendas que usábamos durante nuestra adolescencia. Muchas ya no están de moda y otras ni siquiera nos quedan como en ese momento.

No es para deprimirse ni tomarlo a mal... Pero aquellas prendas que hacían furor en los ´90 ya no son para nosotras... Si bien todo es cuestión de actitud hay cosas que ya no van. 
Para las que están llegando a los 35 o ya los pasaron, seguramente recordarán las queridas y respetadas bucaneras. En aquel entonces eran divertidas y constituían el perfecto outfit para la noche. Hoy no es cuestión corporal solamente, sino que son la viva representación de una época rebelde que ya transitamos hace bastante. Entonces que usamos? Optamos por las medias largas con colores neutros, encaje o alguna trama. 
Morimos por los Crop Top. Para las que no saben de que se trata: son esas prendas que antiguamente llamábamos puperas y ahora nos hacemos las glamorosas y les decimos Crop Top.

Las adolescentes los llevan impecables, pero tenemos que entender que no todas tenemos una panza chata y firme para que luzca sexy. Es preferible una blusa dentro de un pantalón o pollera que también puede causar el mismo efecto. 
Y para las minifaldas un párrafo aparte.

Tenemos una vida Extra Large: Jornadas de trabajo XL,  andar con niños de un lado a otro, cursos de especialización  de jornadas completas, la preparación de un super menú para toda la familia… Claramente todo lo que lleve la palabra mini adelante resulta muy chiquito para nuestra vidas llenas de actividades. Por esto es preferible usar faldas de la rodilla hacia abajo.  


Ahora, si sos de las que tienen las piernas de Dolores Barreiro, o el lomazo de Pampita Ardohain obviamente desestimá absolutamente todo lo que dije. Cualquier trapo te va a quedar bien. 

miércoles, 21 de octubre de 2015

Como cambiar de década equilibradamente?

No recuerdo a quien  oí decirlo, pero todavía  quedo grabado en mi memoria el consejo que daba aquel hombre respecto a no comenzar una relación con una mujer que estuviera finalizando una década (léase 29 años…39 años… 49 años); ya que las mujeres nos ponemos algo… insoportables, obsesivas y desequilibradas.
Consejo un tanto machista que cualquiera de nosotras hubiera negado por la simple razón que nos creemos amorosas. Pero algo de razón tenía…
Los cambios de décadas representan crisis y sacudidas. La buena noticia es que no solo nos pasa a las mujeres, sino que también a los hombres, aunque de forma diferente.
Las mujeres necesitamos ser escuchadas, comprendidas, mimadas… y los hombres buscan que los admiren y aprecien.
Las crisis nos demuestran que algo cambió y lo peor: aun no sabemos cómo sigue! Una incertidumbre que ni yendo a una vidente la resolveríamos…
Creemos  que todo va a seguir más o menos de forma similar. Pensamos que no envejeceremos, que nuestro cuerpo no cambiará, que nuestras relaciones se mantendrán iguales… y resulta que todo va evolucionando y muchas veces (la mayoría) de una manera que no esperábamos.
 Quien espera pasar de usar bikini a malla entera? O encontrarse  con las primeras arrugas y hasta divorciarse?
Ahí es el momento en que evidentemente y sin darnos cuenta (o si… pero no nos importa) reaccionamos como personas desequilibradas.
Necesitamos urgente:
ü  un gimnasio,
ü  dejar de comer harinas,
ü   salir todos los fines de semana,
ü  conseguir un novio a cualquier precio,
ü  casarse y tener hijos,
ü  terminar una carrera,
ü  plantar un árbol (o dos, por las dudas que el primero no prenda),
ü  escribir un libro (y si es un bestseller mejor!!!)
ü  aparentar que tenemos la onda de los veinticinco (cuando en realidad nos molesta la energía de los que tienen veinticinco).
 Uff!!! Agotadorrrrr !!!

Supongo que si tomamos estos momentos como oportunidades, el cambio de década no debería darnos dolores de cabeza.
Sería genial  darnos el lugar a oportunidades y proyectos nuevos. Relajarnos, conocernos más. Hacer lo que realmente nos hace felices.
Si tomamos todo este lío como un desafío, seguramente encontraremos algo interesante.
La macana es que el entusiasmo nos va a durar lo mismo que un novio en la secundaria y en diez años más, vamos a hacer el mismo show de emociones.  Pero seguramente con un poquito más de madurez.