No recuerdo a quien
oí decirlo, pero todavía quedo
grabado en mi memoria el consejo que daba aquel hombre respecto a no comenzar
una relación con una mujer que estuviera finalizando una década (léase 29
años…39 años… 49 años); ya que las mujeres nos ponemos algo… insoportables,
obsesivas y desequilibradas.
Consejo un tanto machista que cualquiera de nosotras hubiera
negado por la simple razón que nos creemos amorosas. Pero algo de razón tenía…
Los cambios de décadas representan crisis y sacudidas. La
buena noticia es que no solo nos pasa a las mujeres, sino que también a los
hombres, aunque de forma diferente.
Las mujeres necesitamos ser escuchadas, comprendidas,
mimadas… y los hombres buscan que los admiren y aprecien.
Las crisis nos demuestran que algo cambió y lo peor: aun no
sabemos cómo sigue! Una incertidumbre que ni yendo a una vidente la resolveríamos…
Creemos que todo va a
seguir más o menos de forma similar. Pensamos que no envejeceremos, que nuestro
cuerpo no cambiará, que nuestras relaciones se mantendrán iguales… y resulta
que todo va evolucionando y muchas veces (la mayoría) de una manera que no
esperábamos.
Quien espera pasar de
usar bikini a malla entera? O encontrarse
con las primeras arrugas y hasta divorciarse?
Ahí es el momento en que evidentemente y sin darnos cuenta
(o si… pero no nos importa) reaccionamos como personas desequilibradas.
Necesitamos urgente:
ü
un gimnasio,
ü
dejar de comer harinas,
ü
salir
todos los fines de semana,
ü
conseguir un novio a cualquier precio,
ü
casarse y tener hijos,
ü
terminar una carrera,
ü
plantar un árbol (o dos, por las dudas que el
primero no prenda),
ü
escribir un libro (y si es un bestseller
mejor!!!)
ü
aparentar que tenemos la onda de los veinticinco
(cuando en realidad nos molesta la energía de los que tienen veinticinco).
Uff!!! Agotadorrrrr !!!
Supongo que si tomamos estos momentos como oportunidades, el
cambio de década no debería darnos dolores de cabeza.
Sería genial darnos
el lugar a oportunidades y proyectos nuevos. Relajarnos, conocernos más. Hacer
lo que realmente nos hace felices.
Si tomamos todo este lío como un desafío, seguramente
encontraremos algo interesante.
La macana es que el entusiasmo nos va a durar lo mismo que
un novio en la secundaria y en diez años más, vamos a hacer el mismo show de
emociones. Pero seguramente con un poquito
más de madurez.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario