miércoles, 8 de marzo de 2017

Quien va al super esta semana?

Ir al supermercado, para algunos resulta un paseo, un hobby, un momento de relax. A otros nos parece el momento más aburrido del día, o el más estresante si vamos con niños.

Esta actividad tan simple y mundana, muchas veces se convierte en todo un reto: agarrar el carrito que no tenga las ruedas trabadas. Y si nos tocó “ese” carrito, tratar de no chocarlo contra las góndolas.

Que a tu hija no se le ocurra abrir un paquete de fideos y sentarse en el medio del pasillo a “hacer comidita”.

Que justo sea horario pico y tardemos más en las cajas que en hacer todas las compras.

O que te toque la que tiene tarjeta de crédito sin fondos adelante y pruebe con cinco plásticos diferentes para ver si tiene la suerte de que alguna este pagada.

Respirar hondo para superar la góndola de los chocolates, el dulce de leche, y las galletitas que son la mayor tentación (pareciera que una luz intermitente nos estuviera llamando desde el momento en que agarramos el carrito para empezar la aventura). Por más que nos resistamos vemos desde cualquier punto las Mini Melba y el envoltorio amarillo de los Block.

“Los que saben” dicen que no hay que hacer las compras cuando tenemos hambre. Así que habría que probar comiendo aunque sea una barrita de cereal antes de ir, para evitar comprar productos innecesarios. Lo mismo si vamos con niños: hay que llevarlos “pipones” porque si no van a abrir hasta un paquete de jabones para comérselo.

Si nuestro acompañante de lujo es chiquito, mal que mal lo dominamos poniéndolo en la sillita del carrito cuyas ruedas se traban. Pero si ya no entra ni haciendo fuerza, lo tendremos que convencer que haga de locomotora delante del cochecito. Porque si toma el timón la criatura, lo primero que choca son nuestros tobillos. Y después de chocarte el dedo chiquito del pie con un mueble, no hay nada más molesto que ser chocada por un changuito del súper en el tendón de Aquiles.

Llevar la lista es fundamental, y tratar de no salirse un desafío (pero vale la pena intentarlo). Esa lista supongamos que la hicimos entre todos los integrantes de la familia y les hicimos creer que nos importan todos sus aportes. Después vamos al súper y compramos lo que a nostras nos parece, obviamente. Y si alguien se anima a quejarse la respuesta amable será: Hubieses ido vos!

Entre tanto que llevamos, antes de pasar por la caja, viajamos al polo norte y buscamos los lácteos. (No me van a negar que cuando andamos por la zona de los congelados, se nos congelan hasta las pestañas!)

Y ahora si, después de obtener todos los producto de la lista, superar la última prueba: las gondolitas que están delante de las cajas con chocolates, gomitas, caramelos Halls, y alfajores de arroz. Obviamente la opción más saludable sería el alfajor de arroz, pero si llegamos hasta ahí habiendo logrado saltear la góndola de los dulces y conducir un carrito enclenque; pensando que después tenemos que cargar cerca de 10 bolsas sin que se nos corte la circulación de los dedos, nos merecemos un chocolatito bien rico.

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