Antes de que existiera, o tuviéramos acceso, a la Cajita Feliz, la MILANGA era el menú preferido de muchísimos chicos, y unos cuantos grandes también.
A pesar de tanto sushi, globalización y nuevas tendencias vegetarianas, la milanesas siguen vigentes y a muchas nos sacan de apuro.
Varios de Uds., seguramente han visto a sus abuelas o madres estirar la carne (ya sea de pollo o vaca) con un martillo (ahora existen unos martillitos diseñados especialmente para tal uso), pasar esas fetas por una mezcla de huevos y luego con el pan rallado darle vida a un manjar.
Ahora son muy pocas las personas que se toman ese trabajo, muchas casas de comidas venden kilos de milanesas listas para cocinar o directamente para poner en la mesa.
Cada vez que hay que improvisar un menú rápido y para invitados sorpresa, pensamos en las milanesas.
Fritas, al horno o asadas. Rellenas con queso, de berenjena, pescado, soja, cerdo y hasta de garbanzo. Las variedades son infinitas y para todos los gustos. Con ajo, pimienta o ralladura de limón.
Cada cual desarrolla su gen cocinero a gusto y piacere. Hasta el pan rallado contribuye a que nuestra receta sea irresistible. Rallado en casa, para rebozar, hornear o freír.
Los secretos de cómo pueden ser más ricas van pasando de generación en generación.
Hasta existen clubes que nuclean a fanáticos de este menú, festejos por el día nacional de la milanesa (3 de mayo), y cursos de cocina especiales para crear las mejores milanesas.
Dicho todo esto, solo queda elegir al guarnición: papas fritas, ensaladita verde o puré mixto?
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