miércoles, 9 de marzo de 2016

El estrés de volver de vacaciones

La vuelta al cole para las que tenemos hijos en edad escolar es todo un tema. Las reuniones de padres, la adquisición de los útiles, las semanas de adaptación… nada tan grave como que se terminen las vacaciones y querer entrar nuevamente en un jean (que como hacía calor ni se nos ocurría ponerlo).
Un paseo por la casa del terror es nada comparado a cuando nos probamos un pantalón, que hasta diciembre del año pasado nos entraba, y ahora… ¡¡¡no entra!!!
No nos resignamos y hacemos “lo que sea” para entrar.
Un poco de gimnasia para que se estire, tirarse boca arriba de la cama, prender el aire acondicionado en 17 grados (el frío
 deshincha jajajaja). Son algunos de los trucos que usamos para que si o si nos entre el jean. No podemos entender que tan solo pasaron las vacaciones. Cuanta maldad! Dijera Silvio Soldán. 
Logramos el objetivo después de pelear al menos 20 minutos en una guerra sin escrúpulos contra la que se ha convertido en este momento, en la PRENDA ENEMIGA.
Salimos de casa tipo robot. No hay forma de poder doblar las rodillas. En vez de ir en auto, optamos por caminar (no para empezar a quemar calorías, sino porque se  hace imposible sentarse de lo apretada que vamos).
Suponemos que con la caminata se va a estirar esta prenda maldita!  Pero lo que logramos es que se pegue más porque empezamos a transpirar como testigo falso.
Logras llegar a la reunión de padres. (Todo este lío comenzó con la vuelta al cole!!!) Nos ofrecen un vaso de agua pero sabemos que si lo tomamos, matamos a alguien porque el botón de la cintura va a salir volando cual cohete a la luna.  Sonreímos como podemos y cuando nos hacen entrar a la sala de reuniones nos damos cuenta que donde tenemos que sentarnos es en la sillita de la salita de 3 años. Hay necesidad??? El mundo se volvió en contra. Y por favor que no hagan hacer ninguna dinámica de grupo porque pinta el desmayo para zafar.
Nos hacemos las tontas y cual mujeres educadas dejamos el lugar a los demás padres, rogando que falte una sillita y justo sea la nuestra para quedarnos parada. Y ahí es donde nos ponemos a pensar que si hubiesen empezado las clases una semana después no era tan problemático…
No había necesidad de llegar a este punto. Hubiésemos aceptado la derrota en la pelea contra el jean.

Volvemos a casa como podemos y después de volver a prender el aire en -5 grados finalmente salimos de adentro del horror materializado. Una calza bien elastizada y volvemos a la vida. Comenzamos con las promesas de todos los años: Mañana volvemos  en gym!!!! Jajaja. Apoyo la vida saludable, pero hasta que logremos el objetivo veamos de invertir en otra prenda nos vaya a hacer el año más fácil. 

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