La vuelta al cole para las que tenemos hijos en edad
escolar es todo un tema. Las reuniones de padres, la adquisición de los útiles,
las semanas de adaptación… nada tan grave como que se terminen las vacaciones y
querer entrar nuevamente en un jean (que como hacía calor ni se nos ocurría
ponerlo).
Un paseo por la casa del terror es nada comparado a
cuando nos probamos un pantalón, que hasta diciembre del año pasado nos
entraba, y ahora… ¡¡¡no entra!!!
No nos resignamos y hacemos “lo que sea” para entrar.
Un poco de gimnasia para que se estire, tirarse boca
arriba de la cama, prender el aire acondicionado en 17 grados (el frío
deshincha jajajaja). Son algunos de los trucos que usamos para que si o si nos
entre el jean. No podemos entender que tan solo pasaron las vacaciones. Cuanta
maldad! Dijera Silvio Soldán.
Logramos el objetivo después de pelear al menos 20
minutos en una guerra sin escrúpulos contra la que se ha convertido en este
momento, en la PRENDA ENEMIGA.
Salimos de casa tipo robot. No hay forma de poder doblar
las rodillas. En vez de ir en auto, optamos por caminar (no para empezar a
quemar calorías, sino porque se hace
imposible sentarse de lo apretada que vamos).
Suponemos que con la caminata se va a estirar esta
prenda maldita! Pero lo que logramos es
que se pegue más porque empezamos a transpirar como testigo falso.
Logras llegar a la reunión de padres. (Todo este lío
comenzó con la vuelta al cole!!!) Nos ofrecen un vaso de agua pero sabemos que
si lo tomamos, matamos a alguien porque el botón de la cintura va a salir
volando cual cohete a la luna. Sonreímos
como podemos y cuando nos hacen entrar a la sala de reuniones nos damos cuenta
que donde tenemos que sentarnos es en la sillita de la salita de 3 años. Hay
necesidad??? El mundo se volvió en contra. Y por favor que no hagan hacer
ninguna dinámica de grupo porque pinta el desmayo para zafar.
Nos hacemos las tontas y cual mujeres educadas dejamos
el lugar a los demás padres, rogando que falte una sillita y justo sea la
nuestra para quedarnos parada. Y ahí es donde nos ponemos a pensar que si
hubiesen empezado las clases una semana después no era tan problemático…
No había necesidad de llegar a este punto. Hubiésemos
aceptado la derrota en la pelea contra el jean.
Volvemos a casa como podemos y después de volver a
prender el aire en -5 grados finalmente salimos de adentro del horror
materializado. Una calza bien elastizada y volvemos a la vida. Comenzamos con
las promesas de todos los años: Mañana volvemos en gym!!!! Jajaja. Apoyo la vida saludable,
pero hasta que logremos el objetivo veamos de invertir en otra prenda nos vaya
a hacer el año más fácil.
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