martes, 20 de diciembre de 2016

Viejita Rockera

No sé si es la altura del año… la cercanía a los 40 pero muchas veces se nos ocurre hacer “cosas” o vivir experiencias que pueden ser para llamar a atención, para marcar una etapa.. o solo por diversión. (Tampoco hay que darle tantas vueltas al tema…)

Hacerse un tatuaje provoca más nervios que casarse. Y no es para menos! Si no funciona el matrimonio, existe el divorcio y no quedan marcas visibles. Solos las del corazón.(Que cursiiii!). Pero si un tatuaje deja de gustarnos, o ya no nos identifica…es más complicado sacarlo de nuestras vidas.

Por eso cuando se toma la decisión de marcar la piel “para siempre” hay que estar muy seguros y no es recomendable tatuarse el nombre de la pareja del momento. Repito: Es preferible sellar el compromiso con un casorio que con un tatuaje.
Es difícil elegir el diseño y el lugar donde hacerse la obra de arte. De solo pensar que puede causar dolor el proceso ya nos estamos arrepintiendo.

Ahora están de moda las mandalas, en otra época fueron los símbolos chinos, y los más osados piensan en imágenes religiosas. Como si fuera ésta una forma de reafirmar y recordar lo que uno siente y quiere. O de convencerse de que debería ser así. Muy rebuscado…más, si vemos a alguien con un tatuaje de dragón que le ocupa toda la espalda. No hay forma de análisis posible!

Las mayoría de las mujeres se tatúa en lugares que no se pueden ver a simple vista, en cambio los hombres cuanto más expuestos esten, mejor!

Eso de tatuarse medio escondido el diseño está bueno también. Porque de última si uno se cansa… no tiene que seguir viendo algo con lo que no está conforme.

Dicen que cuanto más cerca del hueso se encuentra la piel más dolor provoca. (Con esta idea,.. solo veo posible tatuarme algún lugar acolchonadito y lo único que se me viene a la cabeza resulta demasiado provocativo para alguien que está cerca de los 40).

No es mala idea hacerse primero una prueba con tinta de henna para ver qué posibilidades existen que quede bien. Pero si después el tatuador le pifia? Puede ser! Es un ser humano… puede equivocarse. Cualquier profesión tiene sus riesgos. Obvio que no es lo mismo hacer mal un balance y tener que rehacerlo, que no calcular bien la estructura de un edificio o tatuar unas líneas torcidas.

Hay mitos y verdades dependiendo el lugar donde uno se tatúa. Se dice que quienes eligen el cuello para tatuarse están reclamando acerca de la insatisfacción en la que viven, y de su falta de valentía para dejar claros sus ideales. Los que prefieren su espalda como lienzo, tienen miedo de tomar posiciones concretas, y le escapan a las decisiones y responsabilidades importantes.
Si se deciden por el pie buscan estabilidad y necesitan asumir valores concretos sobre los cuales proyectar su futuro. Los que lo hacen en su mano buscan el dominio de las emociones; si es en la derecha buscan justicia, si es en la izquierda buscan poder.

Los que eligen las piernas son personas inquietas y con ganas de comunicarse descubriendo diferentes formas de vivir. Y en el brazo o en el hombro, se tatúan quienes quieren sentirse útiles.

No sé si esto será verdad o no, yo personalmente lo único que pensaría es en la estética de cómo quedaría y a futuro cuanto se arrugaría esa parte del cuerpo.

(A todo esto… uno piensa tanto para hacer un diseño sutil y la hija de Tinelli se tatuó el cuerpo entero. O ella es muy corajuda o yo muy cobarde).

No hay comentarios.:

Publicar un comentario