miércoles, 27 de julio de 2016

Feliz Domingo para todos!


Los domingos en familia, una caja de sorpresas dijera Ignacio Copani. Y verdaderamente, no se puede predecir lo que puede ser un almuerzo familiar ya sea una multitud de personas o solo unos pocos.
Hermanos, padres, suegros, cuñados, sobrinos, primos, abuelos… tanta diversidad de edades, como historias se podrían contar.
Asado, pastas, o comida regional. El menú no importa, sino sentarse alrededor de una mesa a compartir un buen momento.
El domingo familiar causa sentimientos encontrados. Entre el agradecimiento por la comida y el placer de convivir con tu familia, y tener una familia, contra el sentimiento de falta de ganas, de tener que levantarte para ir a almorzar, o muchas veces el no tener humor para compartir un almuerzo con tanta gente.
El que salió la noche del sábado, no tiene ganas de escuchar a sus sobrinos gritar y pelearse porque la cabeza le estalla.
Al que le toca cocinar le molesta que nunca le confirmen cuantos comensales realmente van a ser y cae siempre alguno con amigos que comen como lima nueva.
La cuñada abnegada que lleva los postres caseros y te hace quedar para la miércoles, tanto, que al menos levantas la mesa y lavas los platos.
Y nunca falta el pariente con humor pesado que te genera ganas de cometer un asesinato, pero no lo haces porque tenés muchos testigos jajaja.
Es un día casi obligado de convivencia. Los tuyos, los míos y los nuestros. La cosa puede complicarse si además tenés que sincronizar tus domingos familiares con los de tu pareja. Mama Mía!!! Un domingo con cada familia, un domingo solos… y ni que decir cuando la familia cuenta con algún integrante adolescente que lo único que quiere es estar encerrado en su pieza con el celular sin emitir sonido y lo obligan a compartir el bendito domingo con 20 personas más.
Puede que parezca que hay mil planes mejores y más importantes que el domingo familiar, pero que bien la terminamos pasando. Uno se llena de cariño, de anécdotas graciosas (siempre hay alguno al que le pasa de todo y anima el almuerzo), de discusiones sin sentido al punto que finalmente no sabe porque empezó a discutir, del infaltable contrapunto entre Boca y River, o Racing e Independiente; y del picoteo entre suegras y nueras.
Los domingos familiares se encargan de nutrir ese delgado hilo llamado lazo familiar. Y a pesar de que muchas veces que nos agobien este tipo de eventos, resultan ser uno de los mejores días de la semana.

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