miércoles, 10 de agosto de 2016

El Gimnasio: Un lugar de encuentros

A veces, cuando me hago un tiempito y justo me dan ganas de hacer actividad física, me digno a ir al gimnasio.
Si bien hago los ejercicios que el entrenador me propone, también paso mucho tiempo en la cinta observando lo que pasa a mí alrededor.
El gimnasio es como un boliche. Hay de todo y para todos los gustos! Maramá y Rombay protagonizan la música y si bien obviamente no hay barra de tragos, está el dispenser de agua que hace las veces de barman. (Siempre y cuando no haya algún caballero que se ofrezca a hacer de bar tender)
Hay varios tipos de entrenadores:
El que se toma todos los anabólicos e intenta hacer que te tomes todos los suplementos habidos y por haber, te habla de lo increíble que es su vida a partir de que los descubrió. Suena como un miembro de una secta que quiere imponerte un culto a las vitaminas y esas yerbas.
El flaquito que intenta levantarse cuanta mina pise el gimnasio (si es sub-20 mejor). Se aprende todos los temas de moda (Insisto con Maramá y Rombay) e investiga el nombre de la alumna para buscarla en Facebook y darle Like a cuanta publicación haga.
Y el dueño, que trata de poner orden y algo de seriedad como para que sea un lugar cool sin dejar de ser un centro de salud.
Dentro de los asistentes masculinos, están los que van con la mejor ropa y hasta perfumados. Hacen dos o tres ejercicios y se pasan la tarde charlando con chicas que son de su agrado. También existen los que van zaparrastrosos, pero son los menos. Todo está fríamente calculado (Además coincidirán conmigo que la ropa deportiva es cada vez más linda).
Las chicas diosas que van a entrenar dentro de las cuales podríamos establecer algunas categorías:
-Las que se esfuerzan para mantener el lomazo que portan,
-Las que histeriquean con los profes y terminan encontrando su propio “personal trainer”,
Y las que tiene un cuerpo increíble solo por genética y van a leer revistas y/o chatear con el celu.
También van los gorditos y gorditas que se esfuerzan y realmente saben que hacer gimnasia les va a mejorar la salud y su calidad de vida. Miran con un poco de envidia sana a los que están en forma, pero les sirve de motivación para seguir.
Hay gente que va a rehabilitación cuyos ejercicios son lentos y a conciencia. Supongo estos últimos deben observar (o chusmear) tanto como yo, aunque me muero por saber que piensan de toda esta mezcla.
No se pueden negar los increíbles beneficios que se obtienen en nuestra salud yendo al gimnasio. Y si algunos pueden obtener más ventajas, mucho mejor!!!  

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