No es novedad que los hombres son de Marte y las mujeres
somos de Venus. Y a la hora de hacer shopping tenemos en general necesidades
totalmente diferentes.
Partiendo de la base de que para los hombres el salir a
comprar ropa o cualquier producto es una experiencia simple que no va más allá
de eso.
Para nosotras puede convertirse en el mayor placer. Nos
gusta comprar cuando estamos contentas, cuando estamos tristes y porque si.
Ni hablar si es época de liquidación. Podemos predecir el
futuro, y comprar siendo previsoras para la temporada del año que vendrá.
Siempre hay clásicos que pueden ser muy bien recibidos en nuestro placard.
Ellos no pueden comprar un tapado en primavera, ni una
remera invierno. La compra es para usarla ahora… (si es que no salen con la
ropa puesta..)
Nosotras somos más impulsivas y compulsivas a la hora de
invertir, y no podemos concebir que los hombres den tantas vueltas a la hora de
adquirir un producto. Miran hasta el más mínimo detalle. Investigan hasta el
origen de la fábrica.
Comprar regalos para todos los cumpleaños del mes y
aprovechar las promociones de las tarjetas de crédito, es algo que no conocen.
Entre los hombres se regalan poco, y si lo consideran muy buen amigo, esa misma
tarde antes del cumpleaños salen a comprar “algo” lo que sea para el agasajado.
Nosotras: o nos juntamos en grupos y regalamos “muy buenos
regalos” o aprovechamos las promociones. Más aún si tienen hijos que tienen al
menos seis cumpleañitos por mes, en donde si o si hay que aprovechar el 2x1.
Eso de comprar bueno, bonito y barato es como un desafío que
nos encanta emprender. Tener mayor cantidad de prendas que conseguimos por una
ganga no tiene precio. Para todo lo demás… existe ya sabemos qué tarjeta de
crédito.
Podemos endeudarnos varios meses con tal de no dejar pasar
una oportunidad.
En cambio los hombres, si tiene el dinero lo compran, y si
no, no. Nada es de primera necesidad, los descuentos no son importantes, y
menos si se trata de ropa!
Nada mejor que complementarnos. Seria caótico comprar ambos
en una pareja compulsivamente, mucho más que si ninguno de los dos disfruta de
hacer compras.
Y no se hagan los austeros! Cuando digo compras incluyo
desde celulares, cuatriciclos, bebidas, comida, música…y ropa.
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