miércoles, 17 de agosto de 2016

Yo compro, tu compras, nosotras compramos. Ellos compran?

No es novedad que los hombres son de Marte y las mujeres somos de Venus. Y a la hora de hacer shopping tenemos en general necesidades totalmente diferentes.
Partiendo de la base de que para los hombres el salir a comprar ropa o cualquier producto es una experiencia simple que no va más allá de eso.
Para nosotras puede convertirse en el mayor placer. Nos gusta comprar cuando estamos contentas, cuando estamos tristes y porque si.
Ni hablar si es época de liquidación. Podemos predecir el futuro, y comprar siendo previsoras para la temporada del año que vendrá. Siempre hay clásicos que pueden ser muy bien recibidos en nuestro placard.
Ellos no pueden comprar un tapado en primavera, ni una remera invierno. La compra es para usarla ahora… (si es que no salen con la ropa puesta..)
Nosotras somos más impulsivas y compulsivas a la hora de invertir, y no podemos concebir que los hombres den tantas vueltas a la hora de adquirir un producto. Miran hasta el más mínimo detalle. Investigan hasta el origen de la fábrica.
Comprar regalos para todos los cumpleaños del mes y aprovechar las promociones de las tarjetas de crédito, es algo que no conocen. Entre los hombres se regalan poco, y si lo consideran muy buen amigo, esa misma tarde antes del cumpleaños salen a comprar “algo” lo que sea para el agasajado.
Nosotras: o nos juntamos en grupos y regalamos “muy buenos regalos” o aprovechamos las promociones. Más aún si tienen hijos que tienen al menos seis cumpleañitos por mes, en donde si o si hay que aprovechar el 2x1.
Eso de comprar bueno, bonito y barato es como un desafío que nos encanta emprender. Tener mayor cantidad de prendas que conseguimos por una ganga no tiene precio. Para todo lo demás… existe ya sabemos qué tarjeta de crédito.
Podemos endeudarnos varios meses con tal de no dejar pasar una oportunidad.
En cambio los hombres, si tiene el dinero lo compran, y si no, no. Nada es de primera necesidad, los descuentos no son importantes, y menos si se trata de ropa!
Nada mejor que complementarnos. Seria caótico comprar ambos en una pareja compulsivamente, mucho más que si ninguno de los dos disfruta de hacer compras.
Y no se hagan los austeros! Cuando digo compras incluyo desde celulares, cuatriciclos, bebidas, comida, música…y ropa.


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