miércoles, 13 de enero de 2016

Estas si son vacaciones!!!!



La playa, la arena, las olas y el viento (sucundum)… Estamos de vacaciones!!!

Y llego el momento tan esperado. Desembarcamos en la playa más top de la costa, creyéndonos divinas y cuando vemos las diosas que hay a nuestro alrededor, nos queremos esconder en la carpa durante todas las vacaciones.

Cuando agarramos coraje para asomar nuestros cuerpos blancos sin sol dispuestos a encandilar a los demás turistas, seguro pasa una rubia, más joven que nosotras, sin celulitis y piel color caramelo, que nos hace prometer mentalmente que no vamos a probar ni una sola medialuna en todas las vacaciones. Y así, tan rápido como termina de alejarse esa belleza de nuestra mirada… aparece la primera medialuna gordita y brillosa ante nuestros ojos, a la que casi imposible resistirse. (¿¿¡¡Porque existen las medialunassssssssss!!!!!????)

Luego de un brunch(porque cuando estamos de vacaciones no decimos: “junto desayuno y almuerzo”… decimos: Brunch), nos disponemos a hacer una siestita al sol. Anteojos, sombrero, reposera (con respaldo reclinado 45° porque nos favorece la pose) y un libro ( que jamás leeremos porque es incomidísimo leer al sol!!).


Y si, nos dormimos… Hacía tanto que esperábamos dormir y descansar que nos desmayamos. Al cabo de dos horas nosdespierta un pelotazo en el medio de la cara. No entendemos nada. Medio atontadas por el golpe nos incorporamos y vemos la cara de sufrimiento de los demás mirándonos, que no se apiadan de nosotras por el golpe de la pelota, sino por el color camarón que tomó nuestro cuerpo en esa ansiada siestita. Que ardorrrrr!!!! A todos alguna vez les pasó y saben que esa noche, y la siguiente, y tal vez la siguiente va a ser terrible conciliar el sueño sin sufrir.

Como si no pasara absolutamente nada, huimos hacia el mar para apagar el fuego. Nos cruzamos por el medio de la cancha de un partido de tejos, a continuación por la de un partidito de fútbol, y finalmente pisamos el castillito que tanto disfrutó construir un padre con sus hijos. Después de esta sucesión de hechos bochornosos llegamos al agua.

Disfrutamos de una sensación de placer incomparable hasta que una ola nos revuelca por la arena y nos raspa todo el cuerpo. Salimos como podemos.Del desastre que nos quedó en el pelo ni hablar, pero agradecidas de no haber perdido la malla.





Volvemos a la carpa (esta vez tratando de esquivar el castillito, el fúltbol y los tejos…) nos hacemos unos matecitos (con más medialunas) y nos hipnotizamos con el atardecer...

Ahora si! Nada peor puede pasar que sobrevivir al primer día de playa.

Esto si es disfrutar! Felices Vacaciones!!!

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