Muchas mujeres tenemos tendencia a
comprar compulsivamente ropa. Eso no es una novedad. Tampoco comprar ropa con
la que no sentimos más seguras o de colores que nos favorecen. Tener el placard
engamado en los mismos colores no sería nada raro… o sí?
Pero una vez escuche a Mariana Nannis
(si.. la esposa del pájaro Caniggia) decir que se compraba el mismo vestido de
millones de euros por si se le manchaba uno, tenía el otro disponible. O que dejaba
uno en Europa y el otro en su departamento en Argentina. Un delirio!
Desde mi punto de vista; el gusto está
en la variedad! Ya que tenes la posibilidad de adquirir dos prendas, para que
repetir exactamente la misma? Si de otra manera, vas a poder tener otra prenda
diferente.
Aquello que en algún momento escuche y
me pareció descabellado, se lo leí a una amiga de una de una amiga conversación
mediante Whatsapp. Feliz de la vida manda foto de una blusa color nude que se
había comprado, haciendo la aclaración que se había comprado dos porque le
habían gustado mucho. Y nada que el mismo modelo y distinto color. . La misma
mismísima!!!
Cada empresa de indumentaria se quema
el cerebro cada temporada intentando sorprender a los consumidores con
nuevas propuestas, o al menos cambiarle
algún detalle para que parezca diferente. Y gente como la amiga de una amiga de
una amiga compra dos prendas idénticas!
Me parecía un desperdicio, pero
comencé a leer sobre esta “rareza” para mi y resulta que es algo muuuuy común
entre personas inteligentes o millonarias.
La decisión de este tipo de gente está basada en que tienen cosas más importantes por las que preocuparse. Consideran la idea de estar impecables siempre, pero sin ocuparse de elegir a diario su atuendo. Steve Jobs, Barack Obama y hasta nuestro presidente Mauricio Macri son ejemplos de esto.
Soy de la idea de que la manera en que uno se viste es una forma de expresión. Entonces, da igual si estás “siempre igual”, o todos los días, totalmente diferente. Lo importante es sentirse segura y linda, porque eso es lo que vas a transmitir.
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